Quedan dos, sólo dos, días para que se active el LHC (Large Hadron Collider) y comiencen los primeros experimentos de choque de partículas en busca del bosón de Higgs y otras partículas subatómicas que llevan años buscándose sin éxito. Pero...
Hemos tardado más de la cuenta, lo sabemos, pero los exámenes de Junio son así, la obligación antes que la devoción así que como regalito post-exámenes os traemos un volumen más de esta serie de lolis, lesbianas, shottas y robots amanerados.
Quedan 5 días para que seamos vilmente robados. Quedan 5 días para que comience a aplicarse el canon indiscriminado sobre los medios de almacenamiento.
Cuando un estudio de la calidad de Madhouse se lanza con un proyecto de estética extraña y controvertida y se une a un director harto de los diseños clichés y los convencionalismos, el resultado es algo TAN fresco que no puede pasar desapercibido.
Llevo unos días comprobando que cuando hay dos personas conectadas a la radio, el Apache deja de servir las páginas correctamente, concretamente las imágenes, no escupe ni una.
Harto estoy de ver a la gente escribir cosas como "haber" en lugar de "a ver" o confundir inexorablemente el "haya" con "halla" o incluso "aya". Bueno, pues ahora no tenéis excusa.
Un volumen en el que se atisba algo de la melancolía con la que se irá tiñendo la historia poco a poco. Fotos, recuerdos, amigos pasajeros y el tiempo que pasa, irreversible.
Un capítulo para pensar y disfrutar de la relación tortillera entre Kokone y Alpha, de Ayase, de Takahiro, de Misago y un montón de cosas más que suceden sin llegar a suceder en este fantástico volumen.
Mucho ha llovido desde que hace un año y algo propusiera a los mancos de Deviants comenzar esta serie, que prometía bastante más que buena diversión y calidad a lo largo de 26 interminables episodios.
Una mujer currante a más no poder, una vida laboral exitosa y extenuante, una vida sentimental hecha unos zorros y la sombra de la duda siempre presente: ¿Realmente el trabajo nos hará libres? Yo sinceramente creo que no, pero hay gente que por lo visto cree que sí.
No penséis ni por un momento que os teníamos olvidados. Como suele pasar, he sido yo el factor limitante, con poco tiempo, mucho trabajo y demasiadas cosas entre manos. Ahora que estoy algo más libre hemos metido el turbo y aquí estamos, otra vez, con otro volumen de esta sensacional historia.
Hace casi siete años, una compañera de trabajo decidió hacer un plan renove de mis gustos musicales y, entre otros, decidió darme un disco de Goldfrapp. No sabía que había creado un monstruo.